No. No me voy.


No. 
No es fácil de pronunciar, la lengua se enreda entre los dientes y un pájaro martilla las cuerdas vocales.

No. No me voy.
Voy a esperar con paciencia a que acontezca el desastre.

No. No me voy, intento imaginar calles dulces y el incendio de su abrazo.
No. No los olvido, a ellos y a ellas y a las pequeñas muertes que me acompañaron al irme.

No. No me esculquen el pecho, no me arranquen a pellizcos los recuerdos.
No. No me olviden, no me laman las heridas.


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